martes, 28 de junio de 2011

El trabajo en equipo... versión española!

Ayer por la tarde mis 5 hijas me sorprendieron con esta imagen.

Son cinco criaturas que lo tienen todo: Unos padres que les dan cariño y que satisfacen todas sus necesidades, salud, amigos, un buen colegio... y todos los juguetes y tecnología a su alcance. Por circunstancias varias (ya sabemos los eventos que a lo largo del año se suceden y que incrementan los activos "juguetiles" de los niños) en casa, actualmente, mis hijas disponen de: 4 ordenadores portátiles y 1 equipo de sobremesa, 4 Nintendo DS, 1 PSP, 1 PS2, 1 móvil de última generación que hace un montón de cosas que mi BlackBerry no alcanza ni a imaginar... iPods y dispositivos de música varios y ¡yo que sé que más!

Cuando las vi me entraron ganas de reirme. Estaban jugando con un portátil obsoleto (que no tiene pantalla porque murió en acto de servicio laboral y que está conectado a la tele)... Éste no estaba en el inventario anterior y es el que nos sirve para navegar por Internet a todos juntos y disfrutar de YouTubes y varios cuando nos sentamos en familia en el sofá.

¡A lo que iba! Lo primero que me vino a la cabeza fue:

¡Madre mía! Esto es un claro ejemplo del modelo de trabajo en España y me empecé a reir yo sola (para asombro de mis niñas) escenificando los ejemplos que hemos visto en muchas ocasiones... a saber:
  • 3 operarios con una escalera: 1 trabaja y 2 sujetan la escalera
    (o eso parece).
  • 3 operarios con un martillo pneumático: 1 trabaja y 2 contemplan
    y "asesoran".
  • 28 empleados en un despacho: 5 curran y 23 toman café en el office.

Así volví a visualizar que desde muy pequeños ya tenemos un modelo de juego que nos lleva inexorablemente a convertirnos en adultos poco efectivos.

En el modelo español de juego:
  • 2 juegan y 3 miran, gritan... saltan y se encojen esquivando las balas como si jugaran. ¡Lo que daria por verlas jugar con el CollinMcRae... Esquivando árboles y tomando curvas al únisono!
Ya me estaba desternillando por el suelo cuando volví a mirarlas y lo entendí. En este caso... ¡Es trabajo en equipo! ¡Es amor por el prójimo y ganas de compartir aquello que nos gusta con los que queremos! Tenían establecidos unos turnos perfectos, claros y efectivos donde los dos jugadores concurrentes se complementaban a la perfección para ganar la partida. Donde los demás, a falta de recursos (dado que éste juego es de dos jugadores) se están formando y disfrutando... están aportando ideas para mejorar el método... ¡Un auténtico brainstorming! Sólo habla el que tiene algo que decir que mejore los procesos o para animar al equipo. ¡Brutal!

Y del salón salí diciendo... ¿Qué se nos escapa en la adolescencia que nos convierte en bichos competitivos hasta el punto de entorpecernos y torpedearnos unos a otros? ¿Qué hace que otros se conviertan en profesionales ociosos sin orgullo por su trabajo sea cual sea el que desempeñen?

¡Tengo el deber que ayudarles a conservar los valores, aptitudes y actitudes que ahora tienen!
Y si descubro que hago alguna cosa realmente mejor que no estropee lo que ahora tienen... ¡enseñársela!