martes, 27 de diciembre de 2011

Y llego la Navidad… y los regalos

Nuestros hijos están preparando la Carta a los Reyes Magos. En mi casa, la carta empieza con un “Queridos Reyes Magos, me llamo Alicia y este año he sido muy buena… me gustaría que me trajerais…” y aquí es donde antes empezaba una larga lista de trastos y cachivaches.

La sociedad consumista en la que vivimos nos lleva a todos (especialmente a los niños) a hacer una carta quilométrica, llena de cosas que creemos que nos hacen felices. Cosas que nos entran por los ojos, que los demás tienen o dicen tener, cosas destinadas a ocupar nuestro tiempo y espacio y a distraernos. ¡TANGIBLES! …que harán que la larguísima lista no comience con un “hacer que aquellos a los que quiero sean felices”, más aún, difícilmente lo pondrá ni tan siquiera al final.

Hace algunos años, avergonzados por tener que hacer varios viajes desde casa de los abuelos por la cantidad de juguetes que había, y viendo que se podían guardar la mitad hasta el verano y las niñas ni se enteraban… acordamos moderación y empezamos a cambiar aquello que estaba en nuestras manos. Ya sabemos que los Reyes “existen y son mágicos” pero deben alcanzar a todos. Y deberían poder dar algo más que muñecos, cocinitas, pelotas, coches y toda clase de cacharros electrónicos. Se decidió que los “Reyes” escogieran de la lista uno o dos presentes por niña y en fomentar aquellos regalos que permitieran que la familia jugara unida.

Como los “Reyes” hacen y deshacen a su antojo (como saben nuestras hijas), hemos convertido los regalos de cumpleaños (que están enteramente en nuestras manos como padres) en actividades. Así, el cumple de cada una de ellas nos lleva de excursión, al zoo, al Tibidabo… a donde se pueda; pero con la condición de que lo disfrutemos todos. Hemos cambiado regalos por convivencia… y cuando no se ha podido hacer algo “especial” pues la salida ha sido a pasear y tomar un helado.

Y empieza la crisis… que a nosotros nos ha pillado entrenados y convencidos…

Y en la parroquia te dicen que hay 60 familias que van cada semana a buscar la comida que necesitan para subsistir. Y te enteras de que tus amigos y conocidos no tienen trabajo, o cobran tarde… ¿Y yo voy a pedir un iPod?

Este año hay que dar una vuelta más de tuerca y, siguiendo las indicaciones de los que saben, y sabiendo que el 2012 será un año de recesión vamos a explicarles a las niñas que la carta debe ser generosa con todos. No basta con llevar al Cotolengo los juguetes y la ropa que no usamos. Este año en la carta deberá poner “la paz en el mundo” y “felicidad… amor, salud y trabajo para todos”. Deberemos ser egoístas con nosotros… Y generosos con los demás. ¡Y ya serán sus “Majestades” los que decidan a quiénes les dan qué, cuándo, dónde, cómo… y porqué!

Este año más que nunca debemos apostar por lo que nos una a todos y lo que haga felices a los demás… ¡Vamos a pedir para otras familias y a ver que nos traen!