viernes, 22 de noviembre de 2013

Curso de RCP y Primeros Auxilios en Montreal - Diciembre 2013

A mis amigos en Montreal que deseen particpar en un curso de RPC y Primeros Auxilios por 24 CAD (coste del libro y del carnet/certificado - el profesor imparte el curso gratis). Animaros que quedan muy pocas plazas.
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To my friends in Montreal who wish to particpate in a course of RCP and First Aid for 24 CAD (cost of the book and the card / certificate - the teacher will provide the curs for free). I strongly encourage them to participate...


jueves, 21 de noviembre de 2013

Cómo arruinarles la vida a tus hijos - por METODO WALDORF


A continuacion comparto una entrada de Metodo Waldorf que me ha interesado mucho. Me permito copiarla en el bloc para poderla trasladar a aquellos padres del grupo Ser Padres 2.0 de LinkedIn que no tengan acceso a Facebook.



Viñeta de Forges !!!


(INICIO DE CITA)

Cómo arruinarles la vida a tus hijos

Adela ya no quiere salir de compras con sus hijos pequeños, se siente avergonzada y cree que está fallando como madre. Esteban se desvela cada noche pensando cómo educar a sus hijos, que no paran de romper juguetes y decir groserías. Dos familias distintas, un mismo problema: no saber cómo ponerles límites; un mismo deseo: no arruinarles la vida. Poner límites a los niños no es una tarea sencilla. Requiere amor, paciencia y, sobre todo, persistencia.
Los maestros y educadores de hoy enfrentan un gran problema: la necesidad de enseñar lo académico a los niños y el urgente desafío de instruir en materias como “no golpees a tus compañeros”, “no robes útiles de tus amigos”, “no digas groserías a quien amas”. Esas materias son tan importantes como Matemáticas, Lenguaje o Educación física. Pero el horario escolar no alcanza. Años atrás los niños traían esas cosas aprendidas desde el hogar. Saber decir “gracias”, “¿me prestas?”, “¿te ayudo?”, era el patrimonio que los padres legaban a sus hijos; ahora estos llegan a las escuelas huérfanos de amor, límites, espiritualidad y valores. Y no hay locales comerciales que los vendan, ni tarjeta de crédito que los promocione. Cuando alguien dice “qué vergüenza, esa niña”, nadie piensa que la responsable de esa conducta haya sido la maestra, sino que se piensa en la crianza en el hogar.

La clave de una educación trascendente y saludable comienza con el trazado de límites. Algo que todos solemos confundir es la diferencia entre necesidad y deseo. Una necesidad es algo imprescindible, y de no satisfacerse se siente la falta o privación de algo, porque es esencial para la vida. Existen necesidades funcionales y psicológicas. Alimentarnos, satisfacer la sed, tener abrigo y refugio son necesidades funcionales, porque el ser humano las requiere para sobrevivir. Las psicológicas, por su parte, tienen que ver con las emociones o sentimientos, como el amor, el sentido de pertenencia, el valor personal o la autorrealización.

El deseo es la aspiración impetuosa de algo, y porque tiene que ver con los impulsos puede ser postergado. No es lo mismo vivir para satisfacer deseos que para satisfacer necesidades. Uno de los problemas más grandes al respecto es convertir algunos deseos en necesidades, y empezar a ascender la colina de la vida insatisfecha y atormentada. Veamos con algunos ejemplos cotidianos la vinculación con el trazado de límites:

Berta tiene hambre; jugó toda la tarde con sus amigas. La madre de Berta las invita a merendar. Sobre la mesa hay una jarra de leche con chocolate y tostadas con mermelada. Berta hace un escándalo porque ella quiere comer muffins. Se siente insatisfecha porque confunde necesidad con deseo. Ahora, si su madre corre a comprar los muffins, Berta no aprenderá a dominar sus deseos. Si su madre no le pone un límite claro en cuanto a esto, su hija será del club de la vida amargada.

El marketing sabe muy bien este tipo de cosas, y por eso ejerce gran influencia en el consumo. Si tienes sed sólo la satisfaces con tal refresco, si necesitas ser aceptado sólo lo logras con tal celular; porque los límites se han desdibujado y tanto niños como adultos suelen desear aquello que la publicidad y sus pares recomiendan. Vivimos insatisfechos, pero hemos olvidado, bajo las sábanas de la permisividad, que los límites claros son origen y fuente de la paz mental.

Tenemos que reencontrar el sentido de educar en los límites.

Poner límites es educativo porque restringen el deseo, distinguiendo la realidad de la fantasía.

Nos definen como personas y nos ubican en la realidad, porque nos ayudan a saber quiénes somos y quiénes no.

Como padres debemos aprender a perder el miedo. Por lo general creemos que al establecer límites los empobrecemos o los limitamos, porque a veces toca nuestra historia de vida y no queremos que sufran. Durante la infancia los niños viven bajo el principio del placer y su pensamiento es mágico y omnipotente. Por eso los niños creen poder hacer todo. Definir límites es darles la mano para aceptar la realidad, porque esta no es tan manipulable como ellos desean. A medida que crecen comienzan a darse cuenta de que la vida muchas veces dice no y, si no pueden aceptarlo, vivirán resentidos y enojados.

Déjame compartirte algunas ideas:

1. Enséñale la diferencia entre necesidad y deseo.

2. Ayúdalo a que haga una lista de sus necesidades, y diseñen un plan para satisfacerlas. Este puede ser un modelo:

Necesidades Básicas: tener una campera o abrigo nuevo.
Necesidades Emocionales: que mis amigos no se burlen de mis lentes.
Necesidades Espirituales: tener mi propia Biblia.
Necesidades Vinculares: ser aceptado en el equipo de fútbol de la zona.

3. Invítalo a hacer una lista de deseos, un plan para satisfacerlos y, a medida que pase el tiempo, adapten dicha lista a la realidad que están viviendo, postergando los puntos que no sean prioritarios.

4. Recuérdale sus necesidades y sus deseos a la hora de hacer compras, o en cualquier momento que sea necesario.

6. Establece reglas o normas que deseas que obedezca, y aliéntalo cada vez que cumpla una de ellas.

7. Habla en tono suave, mirándolo a los ojos y a la altura del niño.

8. No grites, ten calma y ora antes de actuar, deja que tu corazón se llene del espíritu de paz.

9. Usa lenguaje sencillo y claro, por ejemplo, “a las diez apagamos la luz”.

10. Abrázalo para contenerlo si está enojado o con rabia.

No podemos hacer felices a nuestros hijos sin una ajustada dosis de frustración, y reducir los deseos ayuda más que una palmada. Los límites ayudan a endulzar el camino hacia la felicidad y los alejan de la senda de la amargura.

Los límites, más que limitar a los niños, son el camino seguro y confiable por el que pueden transitar hacia la meta de la felicidad. 

(FIN DE CITA)


Fte. https://www.facebook.com/MetodoWaldorf/posts/550836868332509

lunes, 30 de septiembre de 2013

Recreo: Mirar desde el alma - Carta de una maestra

Una entrada estupenda que invita a "ver con otros ojos" el mundo y entender lo maravilloso de la vida. Porque no hay dia que no aprendas algo nuevo si "escuchas" a los niños que te rodean:


"Recreo: Mirar desde el alma

Me llamo María Celia y soy maestra de Nivel Inicial hace 15 años. Quiero contarles una experiencia a partir de la cual comencé a ver de modo distinto mi trabajo y mi vida, especialmente en cuanto a la forma de relacionarme con otras personas.

Cierto día llegó a la escuela un alumno con discapacidad visual, y las maestras especiales me preguntaron si yo estaría dispuesta a aceptarlo. Respondí que sí, y a través de esa circunstancia comencé a entender algunas cosas: por ejemplo, supe que debía estar menos pendiente de mi propio mundo de conocimientos y de sensaciones, es decir, bajar mi ansiedad por ‘enseñarle’ nuevas cosas a mi alumno especial, y permitir en cambio que su propio universo interior saliera a la superficie. Solo así, con la inteligencia y las emociones del pequeño puestas en libertad, yo iba a poder hacer bien mi trabajo.

Al principio las dificultades fueron más que logros, y el principal avance en este proceso de enseñanza-aprendizaje se veía en lo que él me estaba enseñando a mí. Después todo cambió y las cosas fueron mejorando. Fue a partir de un episodio muy sencillo:

Recuerdo que un día salimos al patio y ese chico no vidente me dijo: ‘¡Seño, vamos a ver el sol!’ Me estaba invitando a sentir la luz tibia que acariciaba su carita en ese momento. Entonces yo fui a sentarme a su lado. Sin decir una palabra, en el rincón más hermoso de ese recreo inolvidable creamos una ceremonia que nos ayudó a crecer: sencillamente me puse de cara al sol como estaba mi alumno, cerré los ojos, y los dos disfrutamos viendo la mañana más luminosa que yo recuerde. Desde entonces comencé a vivir cada instante que compartía con él: muchas veces, con los ojos cerrados pude comprender más todas sus emociones y estimular mejor su inteligencia.

Yo no sé si ésta será una historia pedagógicamente ‘significativa’, pero tengo la necesidad de compartirla, porque no solo apuesto a la inclusión, sino a que estos niños ‘especiales’ puedan darnos a nosotras como educadoras un ejemplo de amor. De Cristian, mi pequeño inolvidable, aprendí que en la profesión de maestra y en el oficio de la vida es imprescindible ponerse en el lugar del otro."*




Foto: Album familiar Navas Via-Dufresne


*Carta de Maria Celia publicada por: Metodo Waldorf en Facebook 30/09/2013

lunes, 23 de septiembre de 2013

Como anular a una persona!

Me permito trasladar un artículo compartido por "Para Jugar y Crecer - Consultorio psicológico" en FaceBook. 



https://www.facebook.com/photo.php?fbid=557856430936768&set=a.218756248180123.71532.161249497264132&type=1&theater
Desafortunadamente resulta complejo, cuando se está dentro del círculo, entender que en ocasiones cuanto más se da menos se alcanza. Y es fácil preguntase: ¿Qué más puedo hacer? Si ya se lo he dado todo pero... nunca es suficiente. Resulta frustrante ya que siempre existe una deuda contraída que jamás se alcanzara a pagar. 

Se necesita un interventor externo que, a preguntas cerradas, pueda ayudar a entender el alcance de la situación. Que pueda aportar esa visión que solo la distancia muestra, que no sea empático sino totalmente objetivo. 

Esa persona deberá aportar luz y colocar a cada uno en su sitio: Enseñara al tutor poner límites (muy probablemente cerrar el grifo indefinidamente) y le ayudara a sobrellevar el sentimiento de culpa que se crea cuando se deniega una ayuda reclamada, suplicada e incluso exigida pero que socaba cada día mas la capacidad del receptor: y colaborara en la reeducación a la persona anulada permitiéndole construir un entorno sostenible.

Pero... ¿es eso posible o a partir de cierta edad el individuo ha quedado anulado para siempre? ¿Puede alguien ser reeducado pasados los 20? ¿O los 30? ¿O los 40 años? ¿Cuándo la vida ya le ha mostrado en varias ocasiones su cara más fea? 



He tenido la oportunidad de constatarlo muy de cerca y creo que hay un punto de "no retorno" pero me gustaría conocer vuestra opinión.