lunes, 30 de septiembre de 2013

Recreo: Mirar desde el alma - Carta de una maestra

Una entrada estupenda que invita a "ver con otros ojos" el mundo y entender lo maravilloso de la vida. Porque no hay dia que no aprendas algo nuevo si "escuchas" a los niños que te rodean:


"Recreo: Mirar desde el alma

Me llamo María Celia y soy maestra de Nivel Inicial hace 15 años. Quiero contarles una experiencia a partir de la cual comencé a ver de modo distinto mi trabajo y mi vida, especialmente en cuanto a la forma de relacionarme con otras personas.

Cierto día llegó a la escuela un alumno con discapacidad visual, y las maestras especiales me preguntaron si yo estaría dispuesta a aceptarlo. Respondí que sí, y a través de esa circunstancia comencé a entender algunas cosas: por ejemplo, supe que debía estar menos pendiente de mi propio mundo de conocimientos y de sensaciones, es decir, bajar mi ansiedad por ‘enseñarle’ nuevas cosas a mi alumno especial, y permitir en cambio que su propio universo interior saliera a la superficie. Solo así, con la inteligencia y las emociones del pequeño puestas en libertad, yo iba a poder hacer bien mi trabajo.

Al principio las dificultades fueron más que logros, y el principal avance en este proceso de enseñanza-aprendizaje se veía en lo que él me estaba enseñando a mí. Después todo cambió y las cosas fueron mejorando. Fue a partir de un episodio muy sencillo:

Recuerdo que un día salimos al patio y ese chico no vidente me dijo: ‘¡Seño, vamos a ver el sol!’ Me estaba invitando a sentir la luz tibia que acariciaba su carita en ese momento. Entonces yo fui a sentarme a su lado. Sin decir una palabra, en el rincón más hermoso de ese recreo inolvidable creamos una ceremonia que nos ayudó a crecer: sencillamente me puse de cara al sol como estaba mi alumno, cerré los ojos, y los dos disfrutamos viendo la mañana más luminosa que yo recuerde. Desde entonces comencé a vivir cada instante que compartía con él: muchas veces, con los ojos cerrados pude comprender más todas sus emociones y estimular mejor su inteligencia.

Yo no sé si ésta será una historia pedagógicamente ‘significativa’, pero tengo la necesidad de compartirla, porque no solo apuesto a la inclusión, sino a que estos niños ‘especiales’ puedan darnos a nosotras como educadoras un ejemplo de amor. De Cristian, mi pequeño inolvidable, aprendí que en la profesión de maestra y en el oficio de la vida es imprescindible ponerse en el lugar del otro."*




Foto: Album familiar Navas Via-Dufresne


*Carta de Maria Celia publicada por: Metodo Waldorf en Facebook 30/09/2013

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