Esta entrada es la continuacion de una de Alberto... http://voyacontarhasta1.blogspot.com/2011/09/alguna-vez-has-visto-la-leche-en-el.html?showComment=1315678512593#c254984303617085315
Alberto no se ha quedado corto… pero tampoco se ha excedido. Lo que os cuenta es real… yo también lo he vivido.
A mí me mostró que todas las tareas diarias (cuidar de nuestra higiene, la de la casa, hacer la comida, la ropa…) nos arrancarían tanto tiempo que no nos permitirían descansar o disfrutar de todo lo que nos rodea (naturaleza, familia…). Y esto solo lo entenderán aquellos que no dispongan de servicios o comodidades como pasaba en la antigüedad. Un ejemplo es el ciclo del agua: después de bombear algo de agua (escasa en ocasiones) no se podía desperdiciar nada. Teníamos que aprovechar el agua fría de la bañera de cualquiera de nosotros para fregar el suelo o lavar la ropa. Nunca se fregaban los platos o nos cepillábamos los dientes con el agua del grifo corriendo… La televisión (mini, en blanco y negro y heredada) se dejaba de ver cuando las baterías se agotaban sin importar si el programa había terminado o no. Así que para asegurarnos no la encendíamos hasta que empezaba el programa… Guardábamos ramitas para la salamandra… papeles… cualquier cosa que se pudiera quemar y no fuera tóxica… Sin cobertura de móviles. APRENDI A VALORAR LO QUE CUESTA TODO
Me enseñó a valorar la paz y el descanso de la naturaleza. Estar fuera en silencio escuchando los sonidos del bosque, viendo las estrellas y la luna… pasando algo de frío (en invierno no era algo sino que era frío… frío). Ahora reconozco que lo echo de menos. Sin prisas, sin ruidos, sin contaminación lumínica… ¡Durante horas!¡Solos! En más de una ocasión dormimos con el colchón de la cama en la terraza (esto también lo hemos hecho en Dosrius) casi desnudos… ¡No tiene precio! APRENDI A VALORAR LA PAZ
Un fin de semana allá aunque era trabajoso y agotador nos hacía volver como si hubiéramos estado fuera más de una semana… limpiaba nuestras mentes y nos quitaba el estrés.
En muchas ocasiones nos sentamos a darle vueltas a la casa para mejorarla. Tener más espacio… arreglar las terrazas… nos gustaba y nos sentíamos orgullosos de tener terreno pero siempre estábamos soñando con mejorarlo todo en el futuro. Ya no la tenemos… ahora miro atrás y la echo de menos… siento no haberla disfrutado más (aunque lo hiciéramos y subiéramos muy a menudo). APRENDO A VALORAR QUE HAY QUE VIVIR EL DIA A DIA Y DISFRUTARLO… Y SEGUIR TENIENDO ILUSION POR EL FUTURO PERO SIN PERDER NI UN SEGUNDO DEL PRESENTE.