sábado, 29 de diciembre de 2012

Wishing you and all your family a great 2013 !


  

martes, 5 de junio de 2012

A proposito de bankia...

A proposito de bankia...

¡Esta escena es real! Aún estoy explicando a mis hijas qué es un banco y de quién es el dinero que gestionan. Y que es un corralito... y que podría pasar.

Los niños viven con nosotros, nos oyen hablar, y son curiosos. La crisis les preocupa y no es para menos. Nosotros debemos filtrar todo y permitir que los niños sigan siendo niños... pero la calle murmura, protesta, grita y ellos ni son sordos ni tontos.



lunes, 23 de abril de 2012

FELIZ SANT JORDI 2012

- ¡Esta dieta vegetariana me deja sin ganas de hacer nada! Que tiempos aquellos cuando uno podia comer carne todos los dias... ¡Dichosa crisis!


¡¡FELIZ SANT JORDI 2012!!

jueves, 8 de marzo de 2012

La mujer trabajadora...

Feliz día internacional de la MUJER TRABAJADORA. Tanto si trabaja en casa o fuera de su casa... o en casa y fuera de casa ¡Muchas felicidades a todas! Este 8 de marzo quiero dedicarlo especialmente a aquellas que están en PARO y desean encontrar un empleo. ¡Mucha suerte!



Por falta de tiempo y exceso de trabajo esta vez el dibujo lo he coloreado con el Paint ¡Ups!

domingo, 19 de febrero de 2012

Somos padres… ¿y responsables?

Vuelta al cole después de las vacaciones. La conversación en el coche de camino a la escuela empieza con un: -¡Niñas! ¿Habéis hecho TODOS los deberes?; “Fulanita” ¿Has estudiado para el examen de recuperación?

Y aquí es donde se confirma que el domingo que he pasado agobiada y la noche con una de mis pesadillas infantiles está fundada. Sus caras lo dicen… está claro… puedo leerles las expresiones como si de un libro abierto se tratara: NO, no lo han hecho todo. NO, “Fulanita” no ha estudiado todo lo que debiera.
Y la culpa será mía. ¡Encima será mía! ¡Me suspenderán a mí como madre! Aunque yo ya estudiara todo lo que me tocaba y encima ayudara a mis hermanos pequeños. Si he hecho el BUP tres veces, ¡por el amor de Dios!

Y empiezo a fustigarme con los auto-reproches. Y cuando en algún momento me da el arrebato y decido que el sistema no es correcto y que no debo vivir sus vidas, entonces, es cuando algún profesor o alguna madre que se me presenta como ejemplar (con uno o dos hijos y un trabajo de jornada reducida y que dicen haber renunciado a su propia vida por amor a su familia) me sueltan que debo ponerme codo con codo a estudiar con mis hijas.

Y sí creo que es responsabilidad mía apoyarles y procurarles todo aquello que necesiten para cumplir con sus deberes (incluidas mis clases particulares de sociales, naturales, lengua…) pero no creo que deba dictar y corregir letra a letra sus tareas.

¿Cómo puede una maestra decirme que el trabajo de una niña de primaria tiene faltas y que yo debería habérselas corregido? Es natural que tenga faltas porque está en primaria y aún está formándose. No es que no pueda hacerlo… leo dos libros (no manualillos o libritos) a la semana, por lo que un trabajo de la Edad Media de diez páginas manuscritas me lo trago en 15 minutos. Pero es que sinceramente creo que forma parte de su aprendizaje. Deben aprender a buscar la información, estructurarla, desarrollarla, citar las fuentes… etc. y también a presentarla y “corregirla”. Y eso, dictado y gestionado por mí como “directora de proyectos o de obras escolares” no tiene valor. Cuando nuestros hijos sacan un 10… ¿De quién es realmente la nota?

Aquí entramos en un terreno resbaladizo.
  1. Pensando positivamente llego a la conclusión de que no les damos la oportunidad real de equivocarse y por tanto de aprender. El sistema no tiene previsto que las personas puedan cometer errores (poder no da “derecho a cometer” y menos a “no pagar” por los errores). El sistema está más preocupado por la autoestima de los pequeños que por convertirlos en personas capaces, críticas con el entorno y consigo mismas. Personas responsables y maduras que puedan tener un buen concepto de sí mismas y seguridad y confianza en sus posibilidades.
  2. Si pienso mal, cosa que intento no hacer porque me parece insano, llego a la conclusión de que al profesor le falta interés y se ha vuelto perezoso. Como madre estoy obligada a asumir parte de su trabajo y le hago el trabajo sucio de corregir. Además les explico a mis hijas lo que deberían saber cubriendo sus carencias educativas. Si bien en la mayoría de ocasiones afortunadamente esto no se corresponde con la realidad también lamento deciros que ocasionalmente sucede.

          Los niños poco aplicados, o desordenados, o que no entienden algunos conceptos a la primera, o que preguntan demasiado… dan trabajo y son incómodos así que se tiende a trasladar la responsabilidad a los padres. Yo puedo ayudar a estudiar un poema, ¡claro que puedo!, pero el poema debe llegar a casa. Si yo me comprometo a recitarlo solidariamente hasta el agotamiento (hasta que la niña lo sabe) necesito que en la clase alguien haga lo propio ayudándola y asegurándose de que me va a traer todo el material a mí. Si yo recito hasta la saciedad el dichoso poema, deseo que la maestra repita infinitamente cómo se despeja una incógnita de una ecuación hasta que todos los niños lo entiendan. Pero esto sólo es un compromiso y un mal apaño. Porque insisto, tanto los profesores como yo ya hemos estudiado lo que nos correspondía, y quien debe aprender ahora es el niño.
Así que del mismo modo que creo que no debo ser yo la que salga por primera vez al cine o a una discoteca, o la que reciba el primer beso del chico que le gusta, o la que se disfrace para el carnaval en el patio del colegio, tampoco creo que deba hacer los trabajos escolares o sufrir y recibir los reproches y las malas notas que en alguna ocasión mis hijas puedan tener. ¿O si?

Si yo he cumplido con mis deberes y ese día en el coche llevo preparados mis proyectos y las reuniones de las próximas semanas. Llego puntual, cumplo con mis objetivos y mi trabajo y con los deberes familiares... ¿Debo sentir directamente la presión y tener cuerpo de examen por cada uno de los retos de mis hijas? ¿Me convierte eso en mejor madre? ¿Ayuda realmente a mis hijas que yo asuma esa carga? El corazón y mi amor hacia ellas me dice que sí y hará que esté nerviosa cuando sepa que ellas lo están y me hará reír y llorar con ellas pero, ¿ser buena madre es vivir la vida de nuestros hijos?